Todas las tradiciones espirituales tienen una fecha muy especial: el Yom Kippur en el judaísmo, la Nochebuena en el cristianismo, la Noche del Qadar en el islam... El hinduísmo tiene también la suya: la Gran Noche de Shiva o Mahashivaratri.
Aunque en el hinduísmo Dios es Uno, la Unidad se manifiesta como multiplicidad en el plano material... Para hacer más comprensible al intelecto humano la diversidad de manifestaciones de una misma energía divina, el hinduísmo las personaliza en forma de deidades que simbolizan diferentes principios divinos. Así, la Unidad se convierte en las tres divinidades principales: Brahma (principio divino creador), Vishnu (principio divino conservador de la vida) y Shiva, que simboliza la energía divina destructora y purificadora de todo lo negativo que permite empezar un nuevo ciclo; es Shiva quien baila la danza cósmica de la continuidad eterna de los ciclos de nacimiento y muerte.
La noche del Mahashivaratri pretende llevar la mente a la Calma total mediante prácticas espirituales como el ayuno, la meditación y la recitación de mantras, liberándola así de deseos y apegos para alcanzar la Unión con la Conciencia divina y, con ello, la Liberación. La celebración comienza ya el día anterior con un ayuno que prepara el cuerpo y la mente para la intensidad espiritual de esa noche...
Se dice que aquellos que pronuncian el nombre de Shiva durante la meditación, con perfecta devoción y concentración toda la noche, se liberan de la rueda de renacimientos.